Metodologías activas como Aprendizaje basado en Retos (AbR),
Aprendizaje basado en Proyectos AbP), aprendizaje-servicio, son iniciativas ya implantadas
en muchas aulas del país, sea cual sea la etapa formativa que enmarquen.
Se trata de enfoques pedagógicos
que involucran activamente al alumnado en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Convirtiéndolo en agente activo para tomar decisiones y desarrollar estrategias
en una situación real, significativa y relacionada con su entorno, con el
objetivo de resolver un reto, desarrollar un proyecto o hacer realidad un
servicio.
Miedo a las rúbricas
A lo largo de un curso escolar,
suelen ser varios los retos que se concretan o diferentes los problemas a
resolver o los proyectos a desarrollar. También se realizan diferentes
actuaciones relacionadas con competencias blandas (comunicación, trabajo en
equipo, pensamiento crítico, creatividad, etc.). Todas esas actividades y
actuaciones deben ser evaluadas y/o calificadas de forma adecuada y allí es
donde surgen los principales temores
entre el profesorado. Es la etapa que resulta más desagradable e
insatisfactoria para el equipo docente.
El profesor de la familia profesional de Informática y
Comunicaciones del CPIFP Los Enlaces, Carlos Sernis, en el curso “Rúbricas para evaluar
metodologías activas y competencias transversales”, intenta desde su
experiencia, de más de tres años trabajando con la Metodología basada en Retos
(AbR), ayudar al profesorado a “quitarse ese miedo” y a diseñar rúbricas de
evaluación, adecuadas y eficaces.
¿Qué aportas en este taller sobre
rúbricas que se desarrolla en el Centro
de Innovación para la Formación Profesional de Aragón (CIFPA)?
Es un taller para ofrecer cierta tranquilidad a la hora de evaluar y
calificar competencias técnicas y blandas cuando se decide trabajar mediante
metodologías activas. Si consigo que mis compañeros y compañeras vean estas
etapas como una razón y una ayuda a la hora de hacer el cambio metodológico y
no como un problema, consideraré que el taller ha sido todo un éxito.
¿Por qué la etapa de evaluación y
calificación crea ese rechazo o resquemor entre el profesorado cuando se
plantea incorporar metodologías activas en sus aulas?
Se tiende a pensar que al realizar un cambio de metodología e incluir
otros factores en la calificación perdemos un poco el control y seguridad con
la que nos hemos movido hasta entonces. Cuando uno sale de su zona de confort, a
la siguiente que se enfrenta es a la zona del miedo. Solo hace falta un poco de
tiempo y esfuerzo para darse cuenta de que este cambio no sólo no dificulta la
evaluación y calificación, sino que consigue tenerla mucho más atada y es mucho
más justa en referencia a lo que nos pide la propia normativa.
¿Animas al profesorado a formarse
y lanzarse a la adopción de estas metodologías?
Sin duda. Para mí ha sido un cambio brutal en mi forma de entender la
educación, en la relación con el alumnado y, ciertamente, me divierto mucho más
en clase, algo que no hay que dejar de lado.
Con este taller, desarrollado en
el CIFPA, se evidencia que las rúbricas son herramientas que, sin duda, ayudan en
la etapa de la evaluación y calificación. Una rúbrica surgida de la reflexión,
el análisis y el convencimiento puede convertirse en garantía de una evaluación
y calificación más completa y justa.